Fue un Maratón complicado. Escribo esta reseña ya
que quiero tener frescos algunos de los eventos que aquí me sucedieron.
Francamente no recuerdo si esto mismo lo he sentido en los 8 maratones que
anterior a éste he corrido. Lo que si no recordaba es que fuera tan pesado.
El maratón anterior fue el de Toronto el cual
terminé en 3:13 habiéndome preparado para correrlo en 3:20 y decidiendo la
semana antes del mismo buscar hacerlo en 3:15. En ese maratón hubo un corredor
para darnos el ritmo para llegar e ese tiempo. En el maratón de ayer el
corredor que marcaba el ritmo más bajo era el de 3:05. Originalmente esa era mi
meta, pero viendo lo sucedido en Toronto me aventé desde un inicio a tratar de
terminarlo en 2:59 minutos. Al final no lo logré pero si termine en 3:02:38. Mi
mejor tiempo. Hay lecciones que aprender.
Ese día me levanté a las 4am y desayune un plato
de pasta del día anterior. Ya estaba frío y algo tieso pero ahí estaban los
carbohidratos. Tome un Gatorade y después de pasar un rato sentado comencé a
vestirme y preparar mi mente para lo que
hasta el día de hoy es la carrera de mi vida. Lo digo así ya que espero poder
romper la marca de las 3:00 antes de que concluya este año.
El clima no fue del todo fácil aunque dejo de
reconocer que fue más favorable que complejo.
Había una llovizna leve, la cual complica ya que
correr con zapatos mojados hace a los pies más susceptibles de tener ámpulas. La temperatura estaba en cerca de los 4 grados centígrados. Había que ir
preparado para la lluvia por lo que llevé mis zapatos de carrera en una bolsa
bien protegidos. Llevaba puestos unos que podían mojarse para el tiempo de
espera al arranque. También llevaba otra muda completa de ropa incluyendo
calcetines. No para cambiar durante la carrera sino para estar seco el mayor
tiempo posible. A final la lluvia, muy leve, se hizo presente los primeros 2 o 3
kilómetros. Luego afortunadamente ya nunca estuvo presente. Había una neblina
densa que no permitía ver más allá de unos 100 o 200 metros. Esto en mi opinión
favoreció ya que había tramos muy largos en recta y pienso que verlos
psicológicamente habría hecho que la mente poco a poco comenzara a jugarle
juegos a uno.
La carrera comenzó bien y yo me sentía muy bien.
De inmediato pude darme cuenta que el recorrido, aparentemente plano y con sólo
unas dos o tres colinas de muy baja inclinación no era así. Vamos, no era
montaña tras montaña pero si hubieron más colinas y pendientes de las que tenía
contemplado. Esto no tanto por no poder con ellas sino que en el intento de
mantener mi ritmo de 4:12 minutos por kilómetro ha a que cuidar la velocidad en
estas subidas y bajadas para que al final cada kilómetro se contabilice en el
tiempo esperado.
El tiempo se fue muy rápido y pronto estábamos ya
en el kilómetro 5. No recuerdo bien el dato pero me parece que pase por ahí a
los 21:30 de haber arrancado. El ritmo para el que me había entrenado era de
4:18 e iba 5 segundos por kilómetro más rápido -lo necesario para estar debajo
de las 3 horas de carrera.
En un abrir y cerrar de ojos habíamos llegado el
kilómetro 10 y recuerdo que lo habré corrido en 41:53. Recuerdo haber pensado
en lo bien que iba y lo bien que me sentía. Pensé mucho en Carolina a quien
cada vez que pasaba por los registros tiempos le debió llegar un correo con las
actualizaciones de donde estaba. También pensé en Cuauhtémoc Santa Ana (mi Coach, P.R. 2:53) quien
desde su computadora habrá estado echando varias porras. Me sentía bien y ya me
había integrado con un grupo de corredores con quienes estuve junto hasta,
posiblemente el kilómetro 28 o 29 cuando mi ritmo comenzó a bajar.
Tal vez fue por la concentración que llevaba en
estar cumpliendo mis splits de tiempo que no recuerdo mucho de lo sucedido en
los primeros 21 kilómetros y de repente ahí estábamos en el kilómetro 21.1, es
decir, el medio maratón. Lo cumplí en un tiempo de 1:28:44 y no pude dejar de
pensar en que si lograba mantener el ritmo estaría ahí en 2:57 (Dos horas y
cincuenta y siete minutos). Me sentí contento pero no baje la guardia de la
concentración que había que mantener.
Saber que llegas a la mitad es algo
reconfortante. Aunque hora que lo pienso si hubo varios momentos entre los
kilómetros 10 y 20 que comencé a sentir un poco de fatiga incluso momentos en
que pensaba en que de seguir con este ritmo posiblemente no terminaría en el
tiempo deseado y que por momentos habría que caminar y echar por la borda todo
por lo que había trabajado durante más de 6 meses.
A pesar de estos pensamientos negativos aisaldos en mi mente,
ésta seguía al mando y mis piernas continuaban al ritmo de 4:12 por kilómetro.
Si bien uno va en su carrera no pude dejar de notar que en ciertos puntos había
gente muy emotiva, pero sólo en muy pocos lugares. La carrera de llevó a cabo
en un bosque maravilloso.
Esperaba con ansias llegar a la ciudad y escuchar
a toda la gente que tantas veces leí estaría ahí. No recuerdo exactamente en
donde fue pero comencé a ver que mi ritmo comenzaba a bajar y de 4:12 fui a
4:14 luego a 4:15 después 4:17 y cuando vi un 4:23 minutos por kilómetro tuve
que tomar una decisión que posiblemente fue lo que hizo que pudiera terminar la
carrera en el tiempo que lo hice. Olvidar la idea de romper las 3 horas y
concentrarme en terminar la carrera.
No cabe duda que la segunda parte del maratón es
mental. Principalmente los últimos 10 kilómetros aunque para mí fue desde
antes. Mi objetivo cambio y se tornó en ninguno otro más que correr cada
kilómetro que faltaba en 4:20 kilómetros por minutos. Con el tiempo que llevaba
sabía que si lo hacía estaría llegando por debajo de los 3:05. Era una cuestión
de constancia y no dejar que el cuerpo se diera por vencidos no dejar que la
mente fuera vencida. Fue complejo y muy complicado ya que comencé a sentir una pesadez en las piernas que no me
dejaba avanzar. Sin embargo no dejaba de sorprenderme que a pesar de ello mi
ritmo seguía siendo el mismo.
Cerca del kilómetro 34 comencé a ver más gente
pero no gritaban ni echaba porras. Si bien uno va concentrado eso para mí es un
gran incentivo para seguir adelante. Básicamente fui yo el que les gritaba que
gritaran. Estaba yo muy cansado y pensando en que había que seguir.
A la distancia comencé a ver un corredor que más
bien era una mujer que iba más o menos a mi ritmo y me mentalicé en seguirla
hasta la meta sin descuidar mi velocidad.
De pronto llegamos a la Milla 22, que viene a ser el kilómetro 35.4 en dónde hubo una subida interesante, no la gran subida, pero con 35 kilómetros en la espalda fue difícil sobrepasarla. Tengo que revisar pero creo que ese kilómetro lo habré hecho en 4:50 minutos. No obstante sabía que era el último gran obstáculo para llegar a la meta.
Como tal no lo era ya que faltaban todavía 6
kilómetros más pero había que darle un incentivo a la mente para correr esa
subida que tendrá una longitud de unos 800 metros. Una vez del otro lado y
sabiendo que quedaban 6 kilómetros comencé a buscar energía de donde pudiera
sacarla.
Pensé en seres querido, los que están y los que
ya no están. Pensando en las cuantas e inimitables veces había corrido esa
distancia en mi entrenamiento pesando en esos últimos 7 u 8 kilómetros de la
carrera.
Las piernas cada vez sentían más pesadas y había
llegado el momento de pensar y resolver la situación un kilómetro a la vez.
Faltaban ahora 5 y después 4, el ritmo iba bien aunque ya algunos kilómetros
comenzaba a salir en 4:23 pero habiendo cálculos mentales sabía que aun así,
perdiendo 3 segundo por kilómetros estaría ahí en 3:03.
Lo que más
tengo presente es que al llegar a la ciudad vi una recta interminable que
posiblemente tenía unos 2 kilómetros de largo. Habrá sido del kilómetro 39 al
41. En este momento el incentivo de llegar a la meta es tremendo. Cuando faltan
3 kilómetros uno no deja de pensar en que no es una distancia mayor a la que hago
en cada sesión de calentamiento previo a cualquier rutina. Eso ayuda, pero la recta ahí seguí
había que hacer algo para distraerme. La gente gritaba pero no lo suficiente
saqué mi bandera de México y comenzó a ondearla mientras corría eso me distrajo
y me dio fuerzas.
Eventualmente
llegue al kilómetro 41 la recta había quedado atrás pero comenzó a sentir que
una pierna daba indicios de un calambre. Como tal nunca sucedió pero si sentí
un ligero jalón. Era el momento en que dar ese pequeño extra le puede redituar
a uno unos cuantos segundos en su tiempo final pero decidí no arriesgar por el
ligero jalón que sentí.
Faltaba a lo mucho unos 500 metros para terminar
pero no recuerdo bien lo que vi o sentí.
Seguro había mucha gente pero creo que cuando uno
se concentra en lo que está haciendo todo eso que pasa a su alrededor pasa a un
segundo plano y es eliminado.
Recuerdo haber visto a la distancia la meta y el
reloj que marcaba 3:02:35 o 36 apresure el paso para poder cruzar por debajo de
las 3:03.
Si bien el registro del chip que llevaba conmigo
marcaría mi tiempo real, ese sería el tiempo para la fotografía, corrí a toda
velocidad y antes de darme cuenta estaba yo del otro lado de la meta.
Lo había conseguido. Había terminado. El tiempo en
ese momento pasaba a un segundo plano.
Había concluido una prueba muy difícil y de la
cual por varios momentos consciente o inconscientemente, pensé que no
terminaría sin haber caminado algún tramo. No obstante esos pensamientos, no sucedió y al cruzar la meta me sentí muy
bien. Caminé un poco y al recuperar la bolsa con mis pertenecías me cambié por
ropa limpia y seca. El maratón había concluido. No el más pesado de los que he
corrido pero sin duda una prueba más compleja de lo que había estimado y de la
cual saqué las lecciones que, entre otras, menciono a continuación:
- A medida que los tiempos bajan cada vez es más importante entrenar el cuerpo para correr en el ritmo adecuado. El tema de la altura ayuda pero la realidad es que en este maratón o no me entrené bien (cosa que en mi opinión no fue ya que hice el 95% del entrenamiento) o el entrenar a mayor altitud complementa pero ya no tanto como para bajar 5 minutos del tiempo de los 42 kilómetros.
- Los primeros 30 km iba bien manteniendo un buen ritmo y con una tiempo final proyectado de 2:58. Saqué los 10Km en 41:53 y el medio maratón en 1:28:44
- No obstante todo ello por ahí del kilómetro 28 comienzo a notar que mi ritmo poco a poco descendía y de estar haciendo kilómetros en 4:12 baje a 4:14 y de ahí a 4:15 y luego 4:17. Tuve que tomar la decisión de bajar el ritmo y renunciar a la meta secundaria para así preservar la original que incluía el tiempo para entrar al Maratón de Boston.
- Para el siguiente entrenamiento es básico entrenar colinas. Sentí que en un punto (Km 34 - 35) las pierna ya no me daban y me costaba mucho trabajo seguir adelante. Esto no lo sentí tanto en Toronto o tal vez ya no me acuerdo.
- No hay que confiarse de experiencias pasadas. Creo que Toronto lo corrí tan bien porque tenía muy fresca la dolorosa experiencia del Maratón de Miami.
- No olvides la dolorosa experiencia del Maratón de Duluth. No fue tan relajado como lo habías visualizado. Tuvo fuertes complejidades.
- Hay que prepararse cada vez mejor. Mejores tiempos implican mejor preparación y alimentación.
- La segunda parte de cualquier maratón está muy cabr…. No hay que subestimarla. Entre los kilómetros 21 y 30 fácilmente se puede perder el ritmo.
- Del kilómetro 31 al 42 se “sufre” y se “sufre” bastante así que hay que estar mentalizado, pero sobre todo preparado físicamente, para que las piernas den lo que tiene que dar.
22 de junio de 2014.
P.D. para tener una idea, acabar el maratón en
este tiempo implica un ritmo constante de carrera durante los 42.190 Km de 13.9
Km/h.