miércoles, 25 de junio de 2014

Reseña del Maratón de Duluth (Grandma's Marathon)




Fue un Maratón complicado. Escribo esta reseña ya que quiero tener frescos algunos de los eventos que aquí me sucedieron. Francamente no recuerdo si esto mismo lo he sentido en los 8 maratones que anterior a éste he corrido. Lo que si no recordaba es que fuera tan pesado.

El maratón anterior fue el de Toronto el cual terminé en 3:13 habiéndome preparado para correrlo en 3:20 y decidiendo la semana antes del mismo buscar hacerlo en 3:15. En ese maratón hubo un corredor para darnos el ritmo para llegar e ese tiempo. En el maratón de ayer el corredor que marcaba el ritmo más bajo era el de 3:05. Originalmente esa era mi meta, pero viendo lo sucedido en Toronto me aventé desde un inicio a tratar de terminarlo en 2:59 minutos. Al final no lo logré pero si termine en 3:02:38. Mi mejor tiempo. Hay lecciones que aprender.

Ese día me levanté a las 4am y desayune un plato de pasta del día anterior. Ya estaba frío y algo tieso pero ahí estaban los carbohidratos. Tome un Gatorade y después de pasar un rato sentado comencé a vestirme y  preparar mi mente para lo que hasta el día de hoy es la carrera de mi vida. Lo digo así ya que espero poder romper la marca de las 3:00 antes de que concluya este año.

El clima no fue del todo fácil aunque dejo de reconocer que fue más favorable que complejo.

Había una llovizna leve, la cual complica ya que correr con zapatos mojados hace a los pies más susceptibles de tener ámpulas. La temperatura estaba en cerca de los 4 grados centígrados. Había que ir preparado para la lluvia por lo que llevé mis zapatos de carrera en una bolsa bien protegidos. Llevaba puestos unos que podían mojarse para el tiempo de espera al arranque. También llevaba otra muda completa de ropa incluyendo calcetines. No para cambiar durante la carrera sino para estar seco el mayor tiempo posible. A final la lluvia, muy leve, se hizo presente los primeros 2 o 3 kilómetros. Luego afortunadamente ya nunca estuvo presente. Había una neblina densa que no permitía ver más allá de unos 100 o 200 metros. Esto en mi opinión favoreció ya que había tramos muy largos en recta y pienso que verlos psicológicamente habría hecho que la mente poco a poco comenzara a jugarle juegos a uno.

La carrera comenzó bien y yo me sentía muy bien. De inmediato pude darme cuenta que el recorrido, aparentemente plano y con sólo unas dos o tres colinas de muy baja inclinación no era así. Vamos, no era montaña tras montaña pero si hubieron más colinas y pendientes de las que tenía contemplado. Esto no tanto por no poder con ellas sino que en el intento de mantener mi ritmo de 4:12 minutos por kilómetro ha a que cuidar la velocidad en estas subidas y bajadas para que al final cada kilómetro se contabilice en el tiempo esperado.

El tiempo se fue muy rápido y pronto estábamos ya en el kilómetro 5. No recuerdo bien el dato pero me parece que pase por ahí a los 21:30 de haber arrancado. El ritmo para el que me había entrenado era de 4:18 e iba 5 segundos por kilómetro más rápido -lo necesario para estar debajo de las 3 horas de carrera.

En un abrir y cerrar de ojos habíamos llegado el kilómetro 10 y recuerdo que lo habré corrido en 41:53. Recuerdo haber pensado en lo bien que iba y lo bien que me sentía. Pensé mucho en Carolina a quien cada vez que pasaba por los registros tiempos le debió llegar un correo con las actualizaciones de donde estaba. También pensé en Cuauhtémoc Santa Ana (mi Coach, P.R. 2:53) quien desde su computadora habrá estado echando varias porras. Me sentía bien y ya me había integrado con un grupo de corredores con quienes estuve junto hasta, posiblemente el kilómetro 28 o 29 cuando mi ritmo comenzó a bajar.

Tal vez fue por la concentración que llevaba en estar cumpliendo mis splits de tiempo que no recuerdo mucho de lo sucedido en los primeros 21 kilómetros y de repente ahí estábamos en el kilómetro 21.1, es decir, el medio maratón. Lo cumplí en un tiempo de 1:28:44 y no pude dejar de pensar en que si lograba mantener el ritmo estaría ahí en 2:57 (Dos horas y cincuenta y siete minutos). Me sentí contento pero no baje la guardia de la concentración que había que mantener.

Saber que llegas a la mitad es algo reconfortante. Aunque hora que lo pienso si hubo varios momentos entre los kilómetros 10 y 20 que comencé a sentir un poco de fatiga incluso momentos en que pensaba en que de seguir con este ritmo posiblemente no terminaría en el tiempo deseado y que por momentos habría que caminar y echar por la borda todo por lo que había trabajado durante más de 6 meses.

A pesar de estos pensamientos negativos aisaldos en mi mente, ésta seguía al mando y mis piernas continuaban al ritmo de 4:12 por kilómetro. Si bien uno va en su carrera no pude dejar de notar que en ciertos puntos había gente muy emotiva, pero sólo en muy pocos lugares. La carrera de llevó a cabo en un bosque maravilloso.

Esperaba con ansias llegar a la ciudad y escuchar a toda la gente que tantas veces leí estaría ahí. No recuerdo exactamente en donde fue pero comencé a ver que mi ritmo comenzaba a bajar y de 4:12 fui a 4:14 luego a 4:15 después 4:17 y cuando vi un 4:23 minutos por kilómetro tuve que tomar una decisión que posiblemente fue lo que hizo que pudiera terminar la carrera en el tiempo que lo hice. Olvidar la idea de romper las 3 horas y concentrarme en terminar la carrera.

No cabe duda que la segunda parte del maratón es mental. Principalmente los últimos 10 kilómetros aunque para mí fue desde antes. Mi objetivo cambio y se tornó en ninguno otro más que correr cada kilómetro que faltaba en 4:20 kilómetros por minutos. Con el tiempo que llevaba sabía que si lo hacía estaría llegando por debajo de los 3:05. Era una cuestión de constancia y no dejar que el cuerpo se diera por vencidos no dejar que la mente fuera vencida. Fue complejo y muy complicado ya que comencé  a sentir una pesadez en las piernas que no me dejaba avanzar. Sin embargo no dejaba de sorprenderme que a pesar de ello mi ritmo seguía siendo el mismo.

Cerca del kilómetro 34 comencé a ver más gente pero no gritaban ni echaba porras. Si bien uno va concentrado eso para mí es un gran incentivo para seguir adelante. Básicamente fui yo el que les gritaba que gritaran. Estaba yo muy cansado y pensando en que había que seguir.

A la distancia comencé a ver un corredor que más bien era una mujer que iba más o menos a mi ritmo y me mentalicé en seguirla hasta la meta sin descuidar mi velocidad.

De pronto llegamos a la Milla 22, que viene a ser el kilómetro 35.4 en dónde hubo una subida interesante, no la gran subida, pero con 35 kilómetros en la espalda fue difícil sobrepasarla. Tengo que revisar pero creo que ese kilómetro lo habré hecho en 4:50 minutos. No obstante sabía que era el último gran obstáculo para llegar a la meta.

Como tal no lo era ya que faltaban todavía 6 kilómetros más pero había que darle un incentivo a la mente para correr esa subida que tendrá una longitud de unos 800 metros. Una vez del otro lado y sabiendo que quedaban 6 kilómetros comencé a buscar energía de donde pudiera sacarla.

Pensé en seres querido, los que están y los que ya no están. Pensando en las cuantas e inimitables veces había corrido esa distancia en mi entrenamiento pesando en esos últimos 7 u 8 kilómetros de la carrera.

Las piernas cada vez sentían más pesadas y había llegado el momento de pensar y resolver la situación un kilómetro a la vez. Faltaban ahora 5 y después 4, el ritmo iba bien aunque ya algunos kilómetros comenzaba a salir en 4:23 pero habiendo cálculos mentales sabía que aun así, perdiendo 3 segundo por kilómetros estaría ahí en 3:03.

 Lo que más tengo presente es que al llegar a la ciudad vi una recta interminable que posiblemente tenía unos 2 kilómetros de largo. Habrá sido del kilómetro 39 al 41. En este momento el incentivo de llegar a la meta es tremendo. Cuando faltan 3 kilómetros uno no deja de pensar en que no es una distancia mayor a la que hago en cada sesión de calentamiento previo a cualquier  rutina. Eso ayuda, pero la recta ahí seguí había que hacer algo para distraerme. La gente gritaba pero no lo suficiente saqué mi bandera de México y comenzó a ondearla mientras corría eso me distrajo y me dio fuerzas.

 Eventualmente llegue al kilómetro 41 la recta había quedado atrás pero comenzó a sentir que una pierna daba indicios de un calambre. Como tal nunca sucedió pero si sentí un ligero jalón. Era el momento en que dar ese pequeño extra le puede redituar a uno unos cuantos segundos en su tiempo final pero decidí no arriesgar por el ligero jalón que sentí.

Faltaba a lo mucho unos 500 metros para terminar pero no recuerdo bien lo que vi o sentí.

Seguro había mucha gente pero creo que cuando uno se concentra en lo que está haciendo todo eso que pasa a su alrededor pasa a un segundo plano y es eliminado.

Recuerdo haber visto a la distancia la meta y el reloj que marcaba 3:02:35 o 36 apresure el paso para poder cruzar por debajo de las 3:03.

Si bien el registro del chip que llevaba conmigo marcaría mi tiempo real, ese sería el tiempo para la fotografía, corrí a toda velocidad y antes de darme cuenta estaba yo del otro lado de la meta.

Lo había conseguido. Había terminado. El tiempo en ese momento pasaba a un segundo plano.

Había concluido una prueba muy difícil y de la cual por varios momentos consciente o inconscientemente, pensé que no terminaría sin haber caminado algún tramo. No obstante esos pensamientos,  no sucedió y al cruzar la meta me sentí muy bien. Caminé un poco y al recuperar la bolsa con mis pertenecías me cambié por ropa limpia y seca. El maratón había concluido. No el más pesado de los que he corrido pero sin duda una prueba más compleja de lo que había estimado y de la cual saqué las lecciones que, entre otras, menciono a continuación:

  • A medida que los tiempos bajan cada vez es más importante entrenar el cuerpo para correr en el ritmo adecuado. El tema de la altura ayuda pero la realidad es que en este maratón o no me entrené bien (cosa que en mi opinión no fue ya que hice el 95% del entrenamiento) o el entrenar a mayor altitud complementa pero ya no tanto como para bajar 5 minutos del tiempo de los 42 kilómetros.
  •  Los primeros 30 km iba bien manteniendo un buen ritmo y con una tiempo final proyectado de 2:58. Saqué los 10Km en 41:53 y el medio maratón en 1:28:44
  •  No obstante todo ello por ahí del kilómetro 28 comienzo a notar que mi ritmo poco a poco descendía y de estar haciendo kilómetros en 4:12 baje a 4:14 y de ahí a 4:15 y luego 4:17. Tuve que tomar la decisión de bajar el ritmo y renunciar a la meta secundaria para así preservar la original que incluía el tiempo para entrar al Maratón de Boston.
  • Para el siguiente entrenamiento es básico entrenar colinas. Sentí que en un punto (Km 34 - 35) las pierna ya no me daban y me costaba mucho trabajo seguir adelante. Esto no lo sentí tanto en Toronto o tal vez ya no me acuerdo.
  • No hay que confiarse de experiencias pasadas. Creo que Toronto lo corrí tan bien porque tenía muy fresca la dolorosa experiencia del Maratón de Miami.
  •  No olvides la dolorosa experiencia del Maratón de Duluth. No fue tan relajado como lo habías visualizado. Tuvo fuertes complejidades.
  •  Hay que prepararse cada vez mejor. Mejores tiempos implican mejor preparación y alimentación.
  •  La segunda parte de cualquier maratón está muy cabr…. No hay que subestimarla. Entre los kilómetros 21 y 30 fácilmente se puede perder el ritmo.
  •  Del kilómetro 31 al 42 se “sufre” y se “sufre” bastante así que hay que estar mentalizado, pero sobre todo preparado físicamente, para que las piernas den lo que tiene que dar.

22 de junio de 2014.

P.D. para tener una idea, acabar el maratón en este tiempo implica un ritmo constante de carrera durante los 42.190 Km de 13.9 Km/h.