- Ojalá Enrique Peña, Miguel Mancera y parte importante de la clase gobernante de este país puideran escuchar lo que me dijo un policia de crucero en el Distrito Federal.
- El destino me puso junto a ellos y decidí preguntarles el por qué de su inactividad ante las flagrantes y constantes violaciones al ordenamiento que ellos debían de proteger. Su respuesta me hizo ver la realidad de muchos de nuestros males. "ES QUE ES MUY DIFÍCIL"
- "Mire joven, -introducción que yo pienso les obligan a memorizar en el colegio de policías para poder iniciar el diálogo con un ciudadano- yo lo entiendo pero mire si al Gobierno que es la autoridad máxima no la respetan cómo nos van a respetar a nosotros".
- Me gustaría que pudieran darse cuenta como la supuesta tolerancia en contra de los actos vandálicos y de afectación a terceros en días recientes tiene completamente desmoralizada a la tropa que supuestamente es garante de la seguridad de nuestras leyes e instituciones.
El día de hoy, en una conversación que sucedió durante una parte de los eternos 60 segundos que para muchos impacientes automovilistas dura aquel semáforo que pasados los 37 segundos desde que la luz verde se transforma en roja, y que ésta, al interior de su impacientada mente, vuelve a ser verde (sin que aún pasen los laaaaargos 13 segundos restantes) los lleva a cometer un sin número de violaciones al reglamento de tránsito, pude sentir, pero sobre todo registrar el que, en mi opinión, es uno de los cánceres más grandes que aquejan a la sociedad méxicana: la falta de respeto a la autoridad, ya sea individualizada en una autoridad, como por ejemplo la de tránsito; o como la forma más pura de ésta, que en mi opinión, radica en los ordenamientos legales que imperan en nuestro País.
Ojalá Enrique Peña, Miguel Mancera y parte importante de la clase gobernante de este país puideran escuchar lo que me dijo un policia de crucero en el Distrito Federal. Me parece que en este diálogo que intenté registrar y no olvidar se ejemplifica la gravedad, pero sobre todo, la tendencia tan negativa en la que al día de hoy, por los desaciertos y concesiones de la clase gobernante, la mayoría de los ciudadanos estamos condenados a vivir en un país en donde el imperio absoluto de la ley se encuentra aún lejos de llegar.
La situación, querido lector, fue más o menos la siguiente.
Hoy domingo al estar en un cruce de dos avenidas conflictivas en el poniente de la ciudad me llamó mucho la atención ver a dos policias de tránsito alrededor de las 19:00hrs. Lo primero que me vino a mi mente era el gusto por ver a dos servidores públicos en el cumplimiento de su labor en el día que la mayoría de las personas estamos gozando a nuestros seres queridos o simplemente descansando y preparándonos para enfrentar una nueva semana. Lo que no sabía es que ahí se encontraba la siguiente entrada de mi blog.
Al ver como todos los autos que se encontraban por delante del mío cruzaban sin temor alguna la luz roja, me pareció muy curioso que los representantes de la Autoridad no hicieran lo menos por disuadir a quienes violaban, flagrantemente, el reglamento que ellos habían jurado hacer cumplir mediante la protesta de ley que suscribieron al recibir el uniforme que los acredita como garantes de nuestro Estado de Derecho. El destino me puso junto a ellos y decidí preguntarles el por qué de su inactividad ante las flagrantes y constantes violaciones al ordenamiento que ellos debían de proteger. Su respuesta me hizo ver la realidad de muchos de nuestros males. "ES QUE ES MUY DIFÍCIL" Un ¡¡¡¡ QUÉ !!! rotundo estalló en mi mente. introducción que yo pienso les obligan a memorizar en el colegio de policías para poder iniciar el diálogo con un ciudadano- yo lo entiendo pero mire, si al Gobierno que es la autoridad máxima no la respetan cómo nos van a respetar a nosotros". Esta frase me dejó frío, es como decir que la batalla no merece la pena lucharla y que ya las cosas están perdidas. Básicamente me dijeron que sabían y estaban resignados a ser un cero a la izquierda. ¡¡¡ Pero ¿¿CÓMO??, si son la Policía !!!
De manera sumamente calmada le pregunte a él que, cómo esperaban que la ciudadanía los respetara si ellos mismos no se daban a respetar mediante el cumplimiento del mandato que recibieron al momento en que recibieron su placa como oficiales de tránsito del Distrito Federal. Su respuesta, después del primer intercambio verbal, aunque ya no me sorprendió tanto, no ha dejado de hacerme ver como los hechos vistos en días pasados tienen un impacto tremendo en las bases de la sociedad de esta Ciudad.
¿Te imaginas escuchar alguna de estas dos respuestas de alguna autoridad de tránsito como la Guardia Civil Española, alguna de las policias estatales de los Estados Unidos o de parte de la Polizei Alemana?
Lo más grave de todo es ver como las acciones y reacciones de quienes detentan el mando político tanto del Distrito Federal como de la Presidencia de la República Mexicana tienen un efecto directo en la desmoralización de estos dos oficiales de tránsito (que muy probablemente se ha extendido a miles de policías y servidores públicos). Que la autoridad no percibe que darse a respetar como tal en un cruce de dos avenidas importante es relevante para tener una sociedad más ordenada.
Pensé en mi cabeza la respuesta que daría a este derrotado oficial de tránsito y el cual, probablemente sin darse cuenta de ello, es sinónimo del sentimiento de fracaso y conformismo que aqueja a la autoridad.
No me fue posible contestar ya que en ese momento concluyeron los 13 segundos que restaban a la luz roja. Pensé decirle que si esa era su forma de pensar tal ves debiera replantearse lo que hace actualmente. Probablemente dejar a otros portar ese uniforme que representa muchas cosas. Que no podría estar más de acuerdo en que las actitudes de las "Grandes Autoridades" no han hecho otra cosa más que permear muchos vicios hacia la base de la sociedad, pero que era en esa base, y en su caso, en esa esquina en donde podemos ver que cambiar las cosas si está en nuestras, y en este caso en sus manos. Si cada oficial de tránsito tomara a su esquina o cruce vial como la pedacito de México que le corresponde cambiar, efectivamente podría hacer algo por cambiar la realidad, al menos en el ámbito de respeto a la autoridad, que hoy todo parece indicar estamos condenados a vivir por muchos años.
Este es el relato de un encuentro que duró aproximadamente 13 segundo. Un relato que ojalá y personas que estén en la parte alta de nuestras instituciones de gobierno hubieran podido haber sostenido. Sería iluso pensar que leerán este texto pero en verdad me daría mucho gusto que lo hicieran.
Me gustaría que pudieran darse cuenta como la supuesta tolerancia en contra de los actos vandálicos y de afectación a terceros en días recientes tiene completamente desmoralizada a la tropa que supuestamente es garante de la seguridad de nuestras leyes e instituciones. Pudiera parecer que no pasa nada pero en verdad si pasa mucho, sin embargo, los efectos al no ser inmediatos no son relevantes ante los ojos de quienes detentan el poder político en esta ciudad.
Es triste..., es muy triste... pero es una realidad que nadie puede ocultar.